Desde la publicación de Freakonomics (Levitt&Dubner, 2005) que los indicadores más extraños pueden arrojarnos los datos más reveladores.
Por ejemplo, en Asunción se temió durante los últimos dos años que hubiera una sobreoferta de oficinas corporativas. En poco tiempo se habían puesto a disposición de las empresas 100.000 m2, que se dice pronto, pero se tarda en recorrer.
Frente a una mayoría de pronósticos pesimistas, la ocupación de estas oficinas ha superado cualquier expectativa, incluso las que en su día se consideraron optimistas. Al contrario que en otros países más saturados por la construcción, como Italia o España, el ladrillo sigue siendo una apuesta segura en Paraguay debido a que todavía queda, valga el símil, mucho terreno por avanzar.
Es fácilmente comprensible la relación entre el crecimiento del PIB (GDP) en un país dado y la seguridad de ROI de una inversión. Cuanto mejor va un país, mayores son las sinergias que se derivan: los negocios relacionados, como proveedores o consumidores, se encontrarán también en crecimiento, el entorno social y legal se mantendrá estable, etc.
Al final del día, para el inversor no es tan importante el punto de partida en términos absolutos como el retorno de inversión real.
Con un crecimiento económico sostenido por encima del 4% y una inflación controlada, el alquiler y venta de oficinas sigue siendo un óptimo negocio tanto para los dueños como para las empresas que acceden a estos espacios. Los precios por m2 pueden ser más ambiciosos que con la construcción de hogares porque mientras que para los particulares se trata de adquirir un producto de primera necesidad como es la vivienda, para las empresas privadas se trata de una inversión a la que se le obtendrá rentabilidad al ocupar ese suelo para generar más beneficios con su propia actividad económica.
Por ejemplo, se habla de una rentabilidad anual del 7% por metro cuadro si se adquiere una planta completa en un estado avanzado de construcción (el precio baja al comprar sobre plano), pudiéndose alcanzar el 9%. La rentabilidad se mantiene presente al obtener espacios comerciales más reducidos.
Imaginemos que compramos acciones de Facebook a 188 USD la unidad que nos dan un 0,5% de crecimiento en el mismo periodo en que otras acciones de 5 USD se revalorizan en un 4%. La rentabilidad sería mayor donde nadie está mirando y donde el crecimiento es mayor. Lo mismo ocurre a la hora de invertir en propiedades, iniciar actividades empresariales, etc. Si el coste es menor y la rentabilidad es mayor, se hace mucho más interesante que los mismos esquemas ya trillados por todos.
Por ejemplo, veamos los precios de la capital:
Asunción es la segunda ciudad con el m2 más económico de Sudamérica, sólo por detrás de Santa Cruz (Bolivia). El coste promedio ronda los 1300 USD, precio ampliamente duplicado por la más cara de la zona, con más de 3000 USD en Santiago de Chile.
Como es lógico, los precios varían en función del barrio: desde los más de 1700 USD de Manorá hasta los menos de 1000 de Barrio Jara. A una hora de la capital, en el Departamento Central, los precios caen por debajo de los 900. Y eso sin entrar a valorar las hectáreas de suelo agrícola, que también ofrece otra serie de oportunidades y beneficios.
El negocio de alquiler, compra y venta de propiedades crece año con año. Es por ello que Paraguay ha entendido que los corredores y agentes de bienes raíces necesitan mayor formación. Y es aquí donde entra la experiencia de los profesionales inmobiliarios de todos los segmentos procedentes de otros países y su atractivo para ser contratados o hacer negocios por su cuenta en Paraguay.
Desde Living in Paraguay podemos asesorarle en sus inversiones, tanto en el apartado legal como en base a la experiencia obtenida tras varios años en el negocio. Si invierte con nosotros, su mayor preocupación será no haberlo hecho antes.
La capacidad de crecimiento del mercado inmobiliario en Paraguay es muy grande. Es como un bebé que empieza a dar sus primeros pasos: tiene todo un futuro por delante.