Para un viejo niño europeo crecido exclusivamente en tiempos de paz, su ciudad es eterna e irrompible.
En ocasiones, se derruyen edificios de forma planificada, dentro de algún plan de renovación o algún proyecto urbanístico, pero siempre con la sensación de que el barrio no ha cambiado de la noche a la mañana y de que siempre ha habido una lógica detrás de ello.
Por supuesto, el casco histórico es intocable y difícilmente podremos contemplar una plaza principal desde una calle perpendicular. Excepto si, de repente, los edificios que estuvieron allí desde antes de nuestro nacimiento desaparecen de repente y nos arroja de bruces en una nueva perspectiva, tanto óptica como mental.
Esto ocurre cuando se aplica otra lógica distinta a la de los tiempos de paz: paradójicamente, se trata del caos y la sinrazón de la guerra.
Los que vivimos tiempos convulsos aprendemos de nuestros mayores a través de la Historia, con mayúsculas, y de la historia, con minúscula, que nos cuentan nuestros mayores: las historias de quienes se encontraron con que sus ciudades habían dejado de ser eternas, que sus estilos de vida no estaban asegurados y que, al perder ese hálito de seguridad, se dan cuenta de forma retroactiva que nunca había existido esa garantía.
Lo hemos vivido con las crisis económicas, pero hasta ahora Europa había podido confiar en que «se tratara de algo pasajero». La negación forma parte del luto, es razonable sentirla. La aceptación es mejor.
Los antiguos romanos también creyeron vivir en un mundo eterno e inmutable. Y, a pesar de lo que digan los analistas económicos y las pitonisas, nadie conoce el futuro. Los eventos de los últimos años han ido en contra de cualquier previsión y, por eso, desde Living in Paraguay, entendemos que toda previsión es poca. Nos lo debemos a nosotros mismos, a nuestras inversiones y, sobre todo, a nuestras familias.
Cada vez son más los clientes que nos consultan por alternativas, para disponer de un plan B al que puedan recurrir en cualquier momento, en vez de esperar a cuando sea tarde y se masifiquen las solicitudes. De ahí que estemos preparando centenas de solicitudes de residencia para Paraguay.
Desde el final de la guerra del Chaco en 1935, Paraguay ha disfrutado un periodo de paz sin precedentes en toda América Latina e incluso más largo del que pueden presumir los países de Europa occidental.
Paraguay se encuentra en las antípodas de la guerra, tanto geográfica como mentalmente. Sus relaciones con los países vecinos son óptimas y, a nivel interno, la paz social que se encuentra allí no tiene parangón con otros países de características similares.
Con una Historia marcada por la acogida de inmigrantes europeos durante los siglos XIX y XX, se trata de un país hospitalario y con facilidades de toda índole. Por ejemplo, con la cédula de identidad paraguaya, se puede residir, trabajar e invertir en países de todo el Mercosur sin otros permisos de residencia. Obviamente, como todo proceso burocrático, se trata de una gestión compleja para la que proponemos nuestros servicios, los cuales ya han satisfecho a miles de personas y familias previsoras procedentes de toda Europa.
Para más información, no dude en ponerse en contacto con nosotros a través de info@livinginparaguay.com