La guerra de la Triple Alianza, también conocida como guerra paraguaya, fue el más sangriento conflicto de la historia de América Latina. Fue combatida entre 1864 y 1870 por Paraguay contra las tres Naciones aliadas: Argentina, Brasil y Uruguay.
Historia
Paraguay se metió durante años en disputas de fronteras y tarifas con sus vecinos más poderosos: Argentina y Brasil. Al mismo tiempo los Uruguayos habían luchado para obtener y conservar su independencia por las mismas potencias, especialmente por Brasil.
En 1864 Brasil ayudó el jefe del Partido Colorado uruguayo, Venancio Flores a fomentar un golpe de estado contra el Presidente Bernardo Prudencio Berro, miembro del Partido Blanco. A modo de respuesta el Presidente paraguayo Francisco Solano López, creyendo que el equilibrio del poder regional estuviera amenazado, declaró guerra a Brasil; el conflicto implicò pronto Argentina también, que se vio invadir el territorio de la provincia de Corrientes por paraguayos. Bartolomé Mitre, Presidente elegido en Buenos Aires organizó, entonces, una alianza con Brasil y Uruguay de Flores (la Triple Alianza) y ellos juntos declararon guerra a Paraguay el 1 de mayo de 1865. La acción de López, después de la creación de un ejército de 50 000 hombres, en ese momento el más fuerte de América Latina, fue vista por muchos como una agresión realizada por razones de prestigio nacional y personal; pero con la continuación de la guerra en las naciones de la Alianza también, una gran parte de la opinión pública sintió el conflicto como una guerra de conquista realizada por Mitre y Pedro II.
Cuando estalló la guerra, a finales de 1864, las fuerzas de Paraguay avanzaron hacia el norte en la provincia brasileña de Mato Grosso y hacia el sur en la provincia de Rio Grande do Sul. Problemas logísticos y la desproporción cada vez mayor de hombres y medios a favor de los aliados, obligaron los Paraguayos a retirarse dentro de sus fronteras. En junio de 1865, la Marina Brasileña derrotó a una flotilla paraguaya en Riachuelo en el río Paraná, cerca de Corrientes, una ciudad argentina. En enero de 1866 los aliados bloquearon los ríos que llevaban a Paraguay.
En abril Mitre condujo una fuerza de invasión aliada en el suroeste de Paraguay. Hubo batallas sangrientas; la principal, ganada por los paraguayos en Curupayty, en septiembre 1866, paró la ofensiva aliada durante casi un año. Ambas partes sufrieron grandes pérdidas durante la campaña.
En enero 1868 Mitre fue reemplazado como Comandante en Jefe por el brasileño Marqués de Craxias (luego duque). En febrero algunas naves blindadas brasileñas penetraron las defensas, forzando el paso ante la fortaleza fluvial de Humaitá, cerca de la confluencia, entre Paraná y el río Paraguay, y bombardearon la capital Asunción.
En diciembre, en la batalla de Lomas Valentinas el ejército paraguayo fue destruido. López se escapó hacia el norte y continuó la lucha de guerrilla hasta su muerte, que tuvo lugar el 1 de marzo de 1870.
La guerra dejó Paraguay en una situación especialmente grave; especialmente desde la perspectiva demográfica, su población de aproximadamente 525 000 personas, fue reducida a unas 221 000 en 1871, de las cuales sólo 28 000 eran hombres. Durante la guerra los paraguayos sufrieron no sólo el nemigo, sino también la desnutrición, las enfermedades y la tiranía de López, que hizo torturar y matar innumerables personas. Argentina y Brasil se anexionaron aproximadamente 140 000 km² de territorio paraguayo: Argentina se tomó buena parte de la región de Misiones y parte del Chaco entre los ríos Bermejo y Pilcomayo; Brasil amplió su provincia de Mato Grosso con los territorios anexionados. Ambos exigieron grandes indemnizaciones, que nunca fueron pagadas y ocuparon Paraguay hasta el año 1876. Mientras tanto los “colorados” tomaron el control de Uruguay y lo mantuvieron hasta el año 1958.
Las causas del conflicto siguen siendo objeto de litigio entre los históricos. Algunos atribuyen a Paraguay una serie de éxitos económicos y sociales que llevaron a la desencadenación de la reacción de los Estados vecinos y del Imperio Británico; otros históricos atribuyen a López y a sus erróneas evaluaciones en materia de política exterior, la responsabilidad principal de la guerra.