It is common for citizens to have more than one nationality and there are multiple ways to make this happen: for example, because it is acquired as an adult when emigrating (naturalization), or because it is acquired by marriage with someone of that nationality (ius matrimonii), because one of their parents already possesses it (ius sanguinis) or because the country grants it because it was born there (ius solis).
Ser ciudadano de más de un país posee muchas ventajas y, dependiendo del país, también sus inconvenientes. Existen Estados donde está penado contar con más de un pasaporte (Arabia Saudí) o no permiten a sus ciudadanos compatibilizar su nacionalidad inicial con ninguna otra (China), o piden a los extranjeros naturalizados renunciar a la nacionalidad previa para acceder a la nueva (Panama).
En cambio, otros países fomentan la múltiple ciudadanía y normalmente esto suele coincidir con las economías más avanzadas. La tendencia mundial es, como mínimo, de aceptarla y las únicas reticencias son todavía remanentes del pasado: la múltiple nacionalidad es un fenómeno propio de la Modernidad y por lo tanto se encuentra cada vez más extendido.
Existen países que favorecen una segunda nacionalidad en función de sea el otro país. La nacionalidad paraguaya, como la de cualquier país iberoamericano, no entraña ningún conflicto con la española, sino que son compatibles entre sí.
A menudo, la doble nacionalidad puede provocar que las personas tengan que pagar impuestos en uno y otro país. La mayoría de los países exigen a sus ciudadanos o a sus residentes que paguen impuestos por sus ingresos, independientemente de si se han generado dentro o fuera del país. Pero otros pocos, como es el caso de Paraguay, no se exigen impuestos por los ingresos que se introduzcan en el país y cuya fuente (dividendos, inversiones, pensiones, salarios, etc.) tengan un origen foráneo.
También existe el término medio. Por ejemplo, los ciudadanos españoles no pagan impuestos derivados de sus ingresos foráneos si residen en el extranjero más del 50% del año.
En el caso de Paraguay, donde no existen los riesgos arriba mencionados, existen múltiples razones para solicitar la nacionalidad:
1. Se accede fácilmente a ella tras tres años desde la adquisición de la Residencia Permanente.
2. Viajar con mayor libertad. Con la segunda nacionalidad, se puede viajar y permanecer sin visado en distintos países con los que nos encontraríamos más trabas en caso contrario. Por ejemplo, con la nacionalidad española puede transitarse por el territorio de la Unión Europea y con la nacionalidad paraguaya, incluso con la cedula de identidad que se consigue con la residencia permanente, se circula libremente por los distintos países de Mercosur (Brasil, Argentina, Chile, etc.) y por muchos otros. Además, dependiendo del pasaporte que se presente en terceros países, se pagará visado o no, se permitirán más días de estancia o menos, exigirán sello de salida del país anterior o no, nos permitirán hacer una cola más rápida o más lenta en el aeropuerto, y toda una serie de diferencias.
3. Diversificar activos. La sabiduría popular ya advierte contra guardar todos los huevos en la misma cesta. Con una segunda nacionalidad, se pueden proteger los activos de unas condiciones fiscales excesivas en el país de origen.
4. Se acceden a nuevos beneficios como ciudadano nacionalizado. Los Estados suelen reservar el acceso a estos beneficios condicionándolos a la nacionalidad del solicitante, como puede ser la solicitud de becas, plazas escolares, ayudas, pensiones, bolsas de empleo, cargos públicos, etc. y las empresas privadas del país también pueden restringir el ofrecimiento de ciertos cargos, créditos bancarios, entre otros.
5. Hacer negocios como un conciudadano en los distintos ámbitos: por ejemplo, se pueden adquirir materias primas en la zona Mercosur como paraguayo y venderlas en la Unión Europea como español.
6. Se adquiere el derecho al voto en un país sin perder ese derecho en Estado de procedencia.
7. En terceros países, la posibilidad de recibir asistencia de dos embajadas. Tal vez sólo uno de tus dos países posee representación en ese lugar, o cuenta con mejores recursos para ayudar en tu necesidad.
En resumen, es mejor contar con una segunda nacionalidad para poder acogernos a las condiciones más ventajosas para cada caso.